Los pasados 16 y 17 de noviembre, Cádiz acogió la XXII Cumbre Iberoamericana, que sirvió, en opinión de muchos de los participantes, para fortalecer la comunidad iberoamericana. Con este motivo,el Secretario General Iberoamericano, D. Enrique V. Iglesias, ha recibido a España Real en una amplia entrevista, que pueden consultar al final de esta crónica.
Como nos informaba el Secretario General, las Cumbres en sí son el escenario final de un amplio trayecto nutrido de “seminarios o encuentros que tienden a profundizar los análisis referidos al tema básico de la cumbre”. Análisis de los que “saldrán las proposiciones o recomendaciones para ir armando una posición política sobre el tema” central de cada edición. Completan este trabajo preparatorio las reuniones ministeriales de los diferentes ámbitos así como los encuentros de los diferentes sectores interesados en los temas a tratar: “los representantes de los parlamentos, de la sociedad civil, de los empresarios y últimamente, de los gobiernos locales”. “Los países hace años resolvieron que además de discutir grandes temas, además de hacer seminarios preparatorios de los mismos, es importante promover proyectos concretos de cooperación en lo económico, en lo social y en lo cultural. En este momento por ejemplo hay 23 proyectos hechos por los propios países y 8 proyectos asociados” – señala Iglesias.
La Cumbre de Cádiz se ha centrado en las políticas de crecimiento económico para reducir la pobreza, favorecer la igualdad de oportunidades y estimular la creación de empleo. En este sentido eminentemente económico, el panorama iberoamericano es muy distinto del de años precedentes. La balanza se ha invertido de tal manera que ahora los países con unas economías maltrechas son España y Portugal, al tiempo que los países de América Latina – con unas economías en pleno auge, como Brasil o Panamá – están llamados a socorrerlos.
Ante este panorama, los gobiernos de España y Portugal han aprovechado el encuentro gaditano para negociar la presencia de sus respectivos mercados – sobre todo de las pequeñas y medianas empresas – en estos países americanos, que prevén crecer al 4% el año próximo. Precisamente para promover el comercio en el área iberoamericana, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) concederá una línea de crédito de 420 millones de dólares mientras que la Corporación Andina de Fomento (CAF) apoyará a las pymes con préstamos de entre 200 y 300 millones, a través del Instituto de Crédito Oficial.
Junto a lo económico, la lucha contra la droga, los conflictos territoriales o el proceso de paz en Colombia han sido otros temas tratados.
Pero la Cumbre de Cádiz traía otro asunto de peso, de trascendencia interna: anunciada en el propio lema, la renovación de las relaciones internas de la comunidad iberoamericana fue central. El mundo ha cambiado – y mucho – con respecto a hace 21 años, los términos de las relaciones no son los mismos y la comunidad que une las dos orillas del Atlántico debe reflejar esos cambios. Un proceso de refundación se impone. Para ello, un consejo de sabios integrado por el expresidente chileno Ricardo Lagos, la canciller mexicana, Patricia Espinosa, y el Secretario General, Enrique Iglesias será el encargado de reflexionar acerca de este asunto. Presentarán una propuesta sobre la periodicidad de las cumbres y su formato, la estructura de la Secretaría General y el reparto de cuotas.
Lo que ha demostrado esta cumbre – con una altísima representación – es que no falta la buena disposición para que esa refundación sea un éxito y para que la comunidad iberoamericana siga con buen pie su camino. El País recogía el 16 de noviembre la opinión de fuentes diplomáticas que señalaban que “la presencia de una veintena de jefes de Estado y de Gobierno no se explica sin el protagonismo de la Familia Real española”. El Rey, quien pidió en Cádiz “más Iberoamérica”, ha echado mano de todo su potencial diplomático para asegurarse el éxito de la Cumbre. Sus viajes a Brasil y Chile en junio fueron decisivos en este sentido. Por su parte, los Príncipes viajaron a Panamá y Ecuador, y la Reina a Bolivia, aprovechando estos viajes también para gestionar este asunto.
Como tendremos ocasión de apreciar en la entrevista con D. Enrique Iglesias, la figura del Rey no sólo es fundamental para atraer a los mandatarios. Don Juan Carlos, a través de sus encuentros con los diferentes presidentes, de los discursos que pronuncia o de sus intervenciones en el encuentro privado que mantendrán los mandatarios, tiene un papel que sobrepasa lo protocolario y que tiene – tanto más en este caso en que ejerce como anfitrión – una amplia trascendencia.
Carlos VALLEJO
Acceda aquí a la entrevista con el Secretario General Iberoamericano