Hijo primogénito de Fernando III el Santo y Beatriz de Suabia, el rey Sabio recibió una esmerada educación que, unida a su natural inclinación hacia el saber, favorecieron un extraordinario clima cultural durante su reinado, siendo reconocido por la obra literaria, histórica, jurídica y científica desarrollada bajo su mandato. Una de las principales aportaciones de Alfonso X fue la consolidación del uso del castellano como lengua vehicular del reino, tanto en la documentación de la cancillería como en las obras realizadas en el escritorio regio.
El scriptorium alfonsí llevó a cabo una excepcional labor a partir del conocimiento de fuentes antiguas, especialmente los textos de Aristóteles y Ptolomeo, de obras árabes y hebreas, y de las aportaciones coetáneas desarrolladas tanto en el Occidente latino como en el mundo islámico. En ese trabajo resultó clave la participación conjunta de intelectuales procedentes de diferentes territorios y confesiones, que tradujeron los textos, en ocasiones también los completaron, o realizaron obras de nueva creación.
Un reinado presidido por la búsqueda del saber
Alfonso X supo utilizar el saber para su proyecto de gobierno, presidido por la búsqueda del conocimiento y basado en la exhaustividad y la claridad, anhelo que también se materializó en el imponente legado literario elaborado bajo su mecenazgo.
El programa de reforma del reino se basa en el conocimiento y la autoridad de los sabios, considerados pilares del poder del monarca y factores éticos que permiten distinguir el bien del mal y actuar de manera justa.
La ingente producción alfonsí se estructura ordenadamente, los códices plasman con belleza y armonía la jerarquización de los contenidos, ponderando cabeceras, letras capitales y organización de epígrafes. Por otra parte, la revolucionaria decisión de utilizar las lenguas vernáculas en lugar del latín (singularmente el castellano, pero también el gallego), no solo busca la mejor comprensión de los contenidos, sino que implica la decisión política de elevarlas de rango, pasando de lo local a lo internacional.
La Biblioteca de El Escorial y el legado alfonsí
Los manuscritos del scriptorium alfonsí tuvieron siempre una alta consideración entre los sucesores de rey. Su bisnieto Alfonso XI recuperó a mediados del siglo XIV su legado y lo calificó como el Sabio, identificándose como heredero de aquel reinado en los aspectos jurídicos e historiográficos, aunque no mostró interés por lo científico.
Felipe II consagró definitivamente al Rey Sabio como referente político, jurídico, cultural y científico. Al igual que éste, había recibido una esmerada educación y fue un rey amante de las artes y las ciencias, además de un destacado bibliófilo. El Rey Prudente se aseguró de que el legado alfonsí se custodiara en la más bella e importante biblioteca del reino, a la que llegaron los códices entre 1573 y 1591.
El techo de la Biblioteca fue decorado con frescos realizados por Pellegrino Tibaldi siguiendo un elaborado programa iconográfico. Alfonso X aparece representado como uno de los sabios de referencia desde la Antigüedad hasta el Renacimiento, junto a la figura de la Astrología a la que acompañan cuatro destacados astrónomos: Alfonso X, Claudio Ptolomeo, Euclides y Juan de Sacrobosco.
Los códices de la Regia Laurentina
La Regia Laurentina conserva el conjunto más importante de códices alfonsíes, así como la colección de obras más importantes vinculadas al rey Sabio, siendo la principal depositaria del legado escrito del monarca. Además de los siete manuscritos directamente realizados en el scriptorium regio, se conservan copias medievales y renacentistas de sus obras, incunables e impresos de obras alfonsíes del siglo XVI y finalmente impresos de los siglos XVII a XIX.
Con motivo de la conmemoración del VIII centenario, por vez primera y de manera excepcional, se presentan al público los siete códices realizados en el marco del scriptorium impulsado por Alfonso X y en cuya realización participó directamente el rey Sabio.
Para más información, les invitamos a visitar el sitio web de la exposición Códices del Rey Sabio. VIII Centenario de Alfonso X.