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¿Cómo llegó la Monarquía a Afganistán?

El establecimiento de la Monarquía en Afganistán fue el resultado de un largo proceso en el que intervinieron distintas tribus centro-asiáticas pero que se explica también mediante la política colonial de potencias europeas como el Reino Unido.
Dost Mohammed Khan y su familia
Dost Mohammed Khan y su familia

Entre los siglos XVI y XVIII, el kanato uzbeko de Bukhara, los Safávidas persas y los Mogoles indios gobernaron partes del territorio del actual Afganistán. Herat —una de aquellas regiones— había sido en la segunda mitad del siglo XV el centro del Renacimiento Timúrida, época del reinado de los soberanos descendientes de Tamerlán que gobernaron un gran imperio en Asia Central, incluyendo partes de los Imperios Persa e Indio. Herat fue una Corte llena de artistas, filósofos y poetas, que se ha comparado a la Florencia del Renacimiento.

La decadencia de los Mogoles y el debilitamiento de los Safávidas persas a principios del siglo XVIII, hicieron que las inquietas tribus afganas recuperaran sus libertades y permitieron el nacimiento del Afganistán moderno. Mirwais Khan Hotak, jefe de la tribu afgana de los Gilzai, conquistó el Trono del Pavo Real para su familia, expulsó a los Safávidas de Persia y expandió su imperio hasta la India y el mismo Afganistán. En 1729 sus descendientes, que pretendían convertir Persia del chiismo al sunismo, fueron expulsados de la misma, por el nuevo Shah, Nader, que conquistó Afganistán y parte del Imperio Mogol indio. Un oficial del Shah Nader, Ahmad Khan, de la tribu pastún de los abdalíes, se proclamó Emir en Kandahar, tan pronto como Nader Shah fue asesinado en 1747, y fundó la dinastía de los Durraníes, del Clan Barakzai, primera dinastía afgana independiente. Este constituyó un reino extenso pero inestable. Sus sucesores y jefes tribales se disputaron el Trono durante el resto del siglo.

Finalmente, su primo Dost Muhammad Khan (1793-1863), fue reconocido como Emir en Kabul en 1838 y fundó la dinastía de los Barakzai. La consolidación nacional tuvo que esperar hasta el reinado de Abdul Rahman Khan (1844-1901), nieto de Dost Muhammad. Tras la II Guerra Afgana (1878-1880), disminuyeron los centros regionales de poder, el país volvió a la paz y se inició un programa de reforma y rehabilitación largamente esperado. En 1890 aceptó un protectorado británico a cambio de plena autonomía en asuntos internos. Su programa de modernización lo impuso de manera despótica, como otros gobernantes de su tiempo en los Imperios persa u otomano o en el kanato de Khiva. Sus mayores enemigos eran los jefes de tribus no pastunes y los mullahs que se oponían a cualquier cambio. Como en las cortes de Estambul, Teherán y El Cairo, impuso la moda europea en la suya y en los uniformes del ejército.

Vista de Kabul hacia 1840. Ilustración de James Atkinson (1842)

Fallecido en 1901, fue sucedido por su hijo primogénito, el culto Habibullah Khan (1872-1919) que continuó la senda de reformas iniciada por su padre, así como la frecuente reunión de Durbars para la consulta de temas importantes y el equilibrio entre las grandes potencias circundantes, permaneciendo neutral durante la I Guerra Mundial. Fundó el Habibiya College que impartía clases en urdu e inglés. Fue asesinado por uno de sus pajes el 20 de febrero de 1919, en un complot en el que se vieron implicados algunos de sus hijos y su hermano menor Nasrullah Khan, que se hizo con el Trono durante unos días. 

Su sobrino, Amanullah Khan (1892-1960), tercer hijo de Habibullah, accedió al Trono. Ammanullah fue el primer gran modernizador de Afganistán de manera global, afectando de manera positiva a amplios sectores sociales, sobre todo a las clases altas y medias urbanas. Su reinado comenzó con la breve III Guerra Anglo-Afgana de 1919, que se saldó con una mayor independencia del país y el acercamiento del Soberano a Turquía, Francia y Alemania. En 1926 asumió el título de Rey.

Sin embargo, poco después, a finales de 1928 estallaría una guerra civil entre partidarios y opositores a la política modernizadora del Rey. Liderada por el bandido Kalakani causó en última instancia la derrota del rey Ammanullah en mayo del año siguiente. Su exilio transcurrió primero en la India británica y definitivamente en Roma, donde el matrimonio real residía en una villa en la zona de Prati. 

El Rey falleció en Zúrich en 1960 y la Reina en Roma en 1968. Fueron inhumados en el mausoleo real de Jalalabad. La pareja real tuvo 6 hijos y 4 hijas, cuya descendencia reside sobre todo en Italia y Turquía. Su hijo mayor el Príncipe Rahmatullah (1921-2009), se casó con Adelia Graziani, sobrina del mariscal del mismo apellido. Su hija más conocida por los medios es la Princesa India (1929) que, casada con un noble iraní, ha desarrollado una intensa actividad social y cultural en Europa, en defensa del patrimonio afgano y en continuar la labor de su madre en defensa de los derechos femeninos. En 2006 fue nombrada embajadora cultural de Afganistán en Europa.

Sobre el autor

Datiu Salviá Ocaña (Lérida, 1964) es historiador y profesor de Historia. Ha publicado numerosos artículos sobre historia dinástica y genealogía en revistas especializadas nacionales e internacionales. Recientemente ha publicado un libro sobre las seis hijas del rey Miguel I de Portugal, antepasadas de numerosas casas reales y principescas europeas.