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Constantino II: el último rey de los helenos

El 10 de enero pasado, a los 82 años, falleció el rey Constantino II de Grecia, uno de los personajes más queridos y admirados de la realeza internacional, que se reconcilió con su pueblo tras un larguísimo exilio.
Don Felipe y Doña Letizia ante el féretro de Constantino II. © Casa de S.M. el Rey
Don Felipe y Doña Letizia ante el féretro de Constantino II. © Casa de S.M. el Rey

En nuestro país, el rey Constantino es especialmente conocido por ser el hermano de la reina doña Sofía y por su presencia constante entre nosotros desde el matrimonio de ésta con don Juan Carlos en 1962. Precisamente en las fiestas y celebraciones de ese enlace en mayo de 1962, se reunieron en Atenas más de cien miembros de prácticamente todas las casas reales de Europa, emparentados con don Juan Carlos y doña Sofía, entre ellos la joven princesa Ana María de Dinamarca, prima de los novios. 

Ana María de 16 años y Constantino de 22, heredero del trono heleno, pasaron juntos gran parte de las celebraciones del enlace, sobre todo los bailes. Se conocían desde 1959 durante una visita de los reyes de Grecia y sus hijos a la familia real danesa. También coincidieron en los Juegos Olímpicos de Roma de 1960, donde contó con su hermana Sofía como miembro del equipo nacional. El 23 de enero de 1963, hace poco más de 60 años, se anunció en las dos cortes el compromiso oficial.

¿Quiénes eran los jóvenes novios?

Constantino había nacido en la villa de Psychiko, en Atenas el 2 de junio de 1940. Sus padres eran Pablo y Federica, príncipes herederos de la Corona helena debido a la falta de sucesión del rey Jorge II, hermano de Pablo. Pablo era nieto del primer rey de los Helenos, Jorge I, nacido príncipe de Dinamarca. Su madre era hermana del káiser Guillermo II. Su esposa Federica era nieta del Kaiser.

Constantino tenía solo unos meses cuando se inició la invasión italiana de Grecia de 1940 y la posterior alemana en 1941. La intervención de los Aliados logró la puesta a salvo de la familia real que se trasladó primero a Creta y después a Alejandría, en abril de ese año. Pese a la cordial acogida del rey Faruk, ciertos sectores pro italianos de la política egipcia, presionaron al rey para aconsejarles un cambio de residencia. Federica y sus hijos pasaron a residir en la Unión Sudafricana y el rey Jorge con Pablo, en Londres, con su gobierno en el exilio. Entre Ciudad del Cabo y Pretoria, Federica y sus hijos cambiaron de residencia en numerosas ocasiones y gozaron de la amistad del primer ministro, general Jan Smuts, que fue uno de los padrinos de bautismo de la princesa Irene, nacida en 1942. Desde 1944 a 1946 residieron de nuevo en Egipto, en El Cairo, donde intimaron con la familia real del país.

Terminada la guerra y tras el resultado favorable del referéndum sobre la Monarquía de 1946, la familia real regresó a Grecia en septiembre de ese año. El país vivió una cruda guerra civil entre los comunistas apoyados por Yugoslavia y la Unión Soviética, que dominaban el norte del país, y el resto del Reino, hasta 1949, en que las guerrillas fueron derrotadas.  

El 1 de abril de 1947 falleció el rey Jorge II sin descendencia. Pablo I y Federica se convirtieron en soberanos y el pequeño Constantino en príncipe heredero o diadocos. La familia trasladó su residencia a la villa de Tatoi, en las afueras de Atenas. 

La Reina Federica junto a sus hijos en los jardines del Palacio real de Atenas en 1948. © EFE Fuente: casareal.es
La Reina Federica junto a sus hijos en los jardines del Palacio real de Atenas en 1948. © EFE Fuente: casareal.es

Constantino y sus hermanas crecieron con una relativa sencillez en un entorno natural y familiar, bajo la supervisión de institutrices británicas y tutores; los niños hablaban griego, alemán e inglés. Hasta los nueve años, Constantino continuó siendo educado con Sofía, Irene y otros niños de la alta burguesía, en la villa de Psychiko, que Federica había transformado en pequeña escuela. Entre 1950 y 1958 asistió al Liceo Anavrita, fundado por el pedagogo Kurt Hahn, amigo de los Hannover, que ya había fundado las escuelas de Salem y de Gordonstoun, con una avanzada metodología educativa. Sus hermanas Sofía e Irene asistieron al colegio de Salem, en Alemania. Uno de los colegios de este grupo es el Atlantic College, en Gales.

En 1955 Constantino recibió el tradicional título de duque de Esparta y comenzó su formación militar en las tres ramas de las fuerzas armadas. También asistió a cursos en la Escuela de Armamento Aéreo de la OTAN en Alemania. En la Universidad de Atenas asistió a cursos de derecho.

La gran afición deportiva de Constantino era la navegación a vela. Como se ha dicho, asistió con su hermana Sofía a los Juegos Olímpicos de Roma de 1960, ganando una medalla de oro en la clase Dragón. Fue recibido en Grecia como un auténtico héroe.

Como se ha explicado al inicio, es en esta época cuando se prometió con la princesa Ana María, que había nacido en Copenhague el 30 de agosto de 1946. Su primera educación la recibió en palacio con sus hermanas mayores Margarita y Benedicta y varios primos. Pasó luego por las escuelas Zahle en Copenhague, Chatelard en Inglaterra y Le Mesnil en Suiza, para hacer de la suya una educación cosmopolita. Hablaba ya en ese tiempo danés, sueco, inglés y alemán. Es cuando se producen sus encuentros con su primo Constantino, su enamoramiento y el anuncio de esponsales.

La otra gran boda real en Atenas

Pero lo inesperado ocurrió en 1964: poco más de un año después del compromiso, el 6 de marzo, fallecía el rey Pablo I de Grecia, a causa de un cáncer de estómago, dejando desconsolada a su familia y pueblo y a un joven sucesor de 23 años, el nuevo Rey Constantino II. Ana María y su familia estuvieron presentes en los emotivos y solemnes funerales. El enlace de la joven pareja se adelantó unos meses y tras el periodo de luto, se celebró el 18 de septiembre de 1964 en una Atenas radiante. Hace casi 60 años.

Fue, con la boda de Juan Carlos y Sofía, la más esplendorosa y cosmopolita boda real del siglo XX, debido a la variedad y calidad de los invitados, los actos celebrados en torno al enlace y la hermosa ceremonia religiosa en la Catedral Metropolitana de la Anunciación de Atenas (donde se celebraría, décadas después, el funeral por Constantino).

Constantino II y Ana María el día de su boda, junto a la reina Federica y los príncipes Juan Carlos y Sofía, entre otros invitados. Fuente: perfil.com
Constantino II y Ana María el día de su boda, junto a la reina Federica y los príncipes Juan Carlos y Sofía, entre otros invitados. Fuente: perfil.com

A los fastos nupciales asistieron 16 reyes y reinas y más de 100 otros miembros de casas reales mundiales como los reyes Balduino y Fabiola de los Belgas, Olav de Noruega, Hussein y Muna de Jordania, Humberto y María José de Italia, Simeón y Margarita de Bulgaria, Miguel y Ana de Rumanía, Farida de Egipto, los príncipes Juan Carlos y Sofía, el duque de Edimburgo y sus hijos Carlos y Ana, los príncipes Rainiero y Gracia de Mónaco, Francisco José y Gina de Liechtenstein, Juan y Josefina Carlota de Luxemburgo, los condes de Barcelona y de París, los duques de Wurtemberg, príncipes de Prusia, Rusia, Yugoslavia, Hesse, Baden, Baviera, Hohenlohe, Hannover, Toerring, Etiopía, Irán. Asistieron también los magnates Onassis y Niarchos y Lynda Johnson, la hija del presidente de Estados Unidos. Terminada la ceremonia del enlace, Ana María, se convirtió en la reina más joven del mundo

Final abrupto para el reinado de Constantino II

La historia de amor de los reyes helenos se vio ensombrecida, sin embargo, por los problemas políticos que vivió Grecia en el corto reinado de Constantino II. Entre 1964 y 1967 se sucedieron tres gobiernos, contínuos desórdenes sociales y se pusieron de manifiesto las diferencias entre el Rey y el primer ministro y líder derechista Giorgios Papandreu. Tras vencer este en las elecciones de 1967, el ejército dio un golpe de estado conservador el 20 de abril. Algunos han afirmado que el rey estaba planeando un golpe, con apoyo de su madre, de diversos grupos civiles y militares y los Estados Unidos. El golpe del 21 de abril tomó por sorpresa al propio rey, así como al embajador de EE. UU., quien inicialmente pensó que el golpe había sido orquestado por Constantino. Tanto el mismo rey como diversos historiadores lo han desmentido. La infantería y otras fuerzas rodearon Tatoi y Psychiko y amenazaron con ejecuciones sumarias de políticos y de militares cercanos al rey, opuestos al golpe. Para evitar un baño de sangre, el rey cedió. Y ese fue el principio de su fin como soberano

El 13 de diciembre de 1967 el rey intentó un contragolpe para restaurar la democracia. Aunque disfrutó del apoyo de la Armada y la mayor parte de la Fuerza Aérea, el cuerpo del ejército en Tesalónica no se unió a su movimiento, como estaba previsto, ya que los oficiales que lo apoyaban habían sido arrestados por el gobierno. El plan para derrocar a la Junta había sido mal organizado y su contenido parece haber sido filtrado a los coroneles en el poder. Ante el temor de ser asesinado, el rey y su familia volaron a Roma en la noche del 14 de diciembre.

No regresarían a Grecia hasta 2004. El falseado referéndum de diciembre de 1974 llevó a la proclamación definitiva de la república, ya instaurada por los coroneles, y liderada por antiguos miembros de gobiernos de la monarquía. 

El largo exilio agridulce

Los reyes habían tenido a sus dos hijos mayores durante su reinado en Atenas: Alexia en 1965 y Pablo en 1967. La reina perdió el hijo que esperaba tras los sobresaltos de su huida de Atenas en 1968. Su tercer hijo Nicolás nació en Roma en 1969. Las decepciones políticas y personales llevaron a la pareja a vivir una profunda crisis matrimonial en los años 70, cuando decidieron establecer su residencia en Londres, tras residir unos años en Roma. El fallecimiento del padre de la reina, el rey Federico IX de Dinamarca, todo un referente para toda la familia, fue otro duro golpe.

De todas maneras, en esos años, vivieron también muchas satisfacciones, como la subida al trono de su hermana Sofía en España, y sus continuas estancias en nuestro país; la protección inestimable de su prima la reina Isabel II de Gran Bretaña, de su cuñada Margarita II de Dinamarca y de su gran amiga Beatriz I de los Países Bajos; el padrinazgo por Constantino del actual príncipe de Gales, Guillermo. Es de destacar asimismo, la labor del rey Constantino como miembro del Comité Olímpico Internacional, que fue fundamental en el logro de la candidatura de Barcelona 92

También vivieron dificultades en las permanentes malas relaciones con los gobiernos griegos que les impedían visitar el país, en la caída y muerte de otro gran amigo de la familia, el shah de Irán y, sobre todo en la inesperada muerte de la reina madre Federica en Madrid en febrero de 1981 y las humillaciones y maltrato del gobierno griego en los funerales de esta.

Los años 80 significaron la reconciliación del matrimonio real y el nacimiento de sus dos hijos menores en Londres: Teodora en 1983 y Felipe en 1986. En los años 90 se produjeron las primeras conversaciones con los gobiernos griegos y compensaciones económicas de los bienes incautados, tras ganar las denuncias presentadas en tribunales internacionales. También se celebraron los enlaces de sus hijos mayores con asistencia de toda la realeza internacional, sobre todo el del heredero Pablo, con Marie Chantal Miller en 1995 y el nacimiento del primer hijo de estos y futuro jefe de la dinastía, el príncipe Constantino Alexios en 1998.

En 2004, tras casi 40 años de exilio, los reyes pudieron visitar Grecia libremente y en 2013 pasaron a residir en Atenas. La historia personal de Constantino y la de su esposa Ana María, llena de sobresaltos políticos que supieron superar con una gran dignidad personal y dinástica, trasciende sin duda los límites de la reciente muerte del rey, para pasar a ser parte de la Historia.

Queda como heredero del legado histórico y personal del rey fallecido, su hijo mayor y jefe de la dinastía Pablo II, cuyo hijo y heredero lleva el nombre de su abuelo: Constantino.

Sobre el autor

Datiu Salviá Ocaña (Lérida, 1964) es historiador y profesor de Historia. Ha publicado numerosos artículos sobre historia dinástica y genealogía en revistas especializadas nacionales e internacionales. Recientemente ha publicado un libro sobre las seis hijas del rey Miguel I de Portugal, antepasadas de numerosas casas reales y principescas europeas.